La arcilla expandida se aplica en la realización de zanjas de drenado en diferentes situaciones y en concreto en la estabilización de pendientes de material limoso y arcilloso.
Las zanjas de drenado, realizadas a lo largo de la línea de máxima pendiente, permiten disminuir la presión del agua en el interior de la pendiente y, en consecuencia, incrementar el coeficiente de seguridad.
En este caso la baja densidad de la arcilla expandida confiere a las zanjas de drenaje un efecto estabilizador añadido de naturaleza mecánica, si se coloca en la parte más elevada de la pendiente, puesto que disminuye el peso allí donde resulta un factor desencadenante del colapso.